En la mente de Pixar, sus cortometrajes ocupan un lugar privilegiado. Sobre ellos preparan sus siguientes proyectos, a sus futuros directores, y realizan las pruebas que luego tienen pensando incorporar en sus próximas películas. Dentro de sus películas breves, éstas aparecen divididas entre las que acompañan a uno de los largometrajes, como preámbulo al film, y los que van incorporados como extras en el lanzamiento del DVD de la película. En el caso de ‘Wall-E’, sería ‘Presto’ el ejemplo para el primer caso, y ‘Burn-E’, que es el trabajo que hoy os traemos, como ejemplo para el segundo caso.
La diferencia entre uno y otro estriba en la temática del mismo. Mientras Presto tiene completa independencia sobre la trama, Burn-E va tener la historia relacionada directamente con los personajes de la película de la que depende. Así, en esta ocasión, tenemos a un robot de reparación, responde al nombre de Burn-E, que tiene que arreglar un desperfecto ocurrido en exterior de la nave, y se queda atrapado fuera de la misma, cuando Eve y Wall-E regresan de nuevo a bordo tras su baile por el espacio. A partir de ahí, nuestro nuevo robot, se las tendrá que ingeniar para volver al interior de la nave espacial.
Sin ninguno genero de dudas, la grandeza de Pixar reside en sus guiones (gráficos, como si de un tebeo se tratase, donde dan orden a la historia). Sobre esa base construyen el armazón de lo que luego dibujan. Y en este cortometraje vuelven a rizar el rizo. No sólo por situar argumentalmente el desarrollo de la odisea de Burn-E en pleno hilo argumental de la película, sino porque le dan explicación a todo lo que tiene que sufrir este robot, provocado involuntariamente por Wall-E. Para ello retoman dos de las mejores secuencias de la película, la del viaje espacial de Wall-E a través de la vía láctea y el baile del extintor con Eve, introduciendo ambas secuencias dramáticamente en la historia, para alegría del espectador.
Cierto que, este ‘Burn-E’, no es ‘Presto’, ni ‘Lifted’, pero sigue mostrando el camino que ilumina los pasos de los cortometrajes de Pixar: los clásicos de la animación de toda la vida y los clásicos del cine mudo como Charlot o Buster Keaton. De nuevo estos robots tienen más vida que cualquier personaje de carne y hueso. De nuevo, la dosis anual de Pixar se sigue esperando como agua de mayo. Da igual si la obra es mejor o peor que otras. El nivel sigue siendo elevado. Y uno lo agradece siempre
La diferencia entre uno y otro estriba en la temática del mismo. Mientras Presto tiene completa independencia sobre la trama, Burn-E va tener la historia relacionada directamente con los personajes de la película de la que depende. Así, en esta ocasión, tenemos a un robot de reparación, responde al nombre de Burn-E, que tiene que arreglar un desperfecto ocurrido en exterior de la nave, y se queda atrapado fuera de la misma, cuando Eve y Wall-E regresan de nuevo a bordo tras su baile por el espacio. A partir de ahí, nuestro nuevo robot, se las tendrá que ingeniar para volver al interior de la nave espacial.
Sin ninguno genero de dudas, la grandeza de Pixar reside en sus guiones (gráficos, como si de un tebeo se tratase, donde dan orden a la historia). Sobre esa base construyen el armazón de lo que luego dibujan. Y en este cortometraje vuelven a rizar el rizo. No sólo por situar argumentalmente el desarrollo de la odisea de Burn-E en pleno hilo argumental de la película, sino porque le dan explicación a todo lo que tiene que sufrir este robot, provocado involuntariamente por Wall-E. Para ello retoman dos de las mejores secuencias de la película, la del viaje espacial de Wall-E a través de la vía láctea y el baile del extintor con Eve, introduciendo ambas secuencias dramáticamente en la historia, para alegría del espectador.
Cierto que, este ‘Burn-E’, no es ‘Presto’, ni ‘Lifted’, pero sigue mostrando el camino que ilumina los pasos de los cortometrajes de Pixar: los clásicos de la animación de toda la vida y los clásicos del cine mudo como Charlot o Buster Keaton. De nuevo estos robots tienen más vida que cualquier personaje de carne y hueso. De nuevo, la dosis anual de Pixar se sigue esperando como agua de mayo. Da igual si la obra es mejor o peor que otras. El nivel sigue siendo elevado. Y uno lo agradece siempre
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